martes, 6 de julio de 2010

Llorar la separación...

Estos últimos días he andado algo triste, compartiendo y acompañando el dolor de una amiga que entre rabia y resignación reanudaba el trabajo en su vida, después de 11 meses del nacimiento de su bebé.
En una de nuestras conversaciones, entre sollozos y palabras entrecortadas, gritaba al mundo su desesperación, sus miedos, su desgarrador dolor... y lejos de recibir un mínimo de comprensión y apoyo, lo que recibía era compansión y consolación. Precisamente, ingredientes que abundan en las interrelaciones humanas cuando se entremezcla el dolor, el sufrimiento o la pena, pero que poco tienen que ver con la ayuda real que presto al otro, sino más bien la que me presto a mi mismo, para acallar el dolor que nos produce ver a otro sufrir.
Mi amiga no necesitaba que nadie le "perogrullara" que su hijo se adaptaría... ¡eso ya lo sabía!, ni que el niño no notaría su ausencia... eso no es cierto. Mi amiga necesitaba que le dejaran llorar con libertad, que le dejaran expresar ese dolor acumulado durante este tiempo, y si era necesario... que lloraran con ella.
Por eso, y aunque ella bien lo sabe, he decidido escribirle estas palabras de apoyo, y sobre todo decirte que todo el tiempo que no estés con tu niño, lo compensarás con creces dando a tu hijo todo lo que necesita... mamá.
¡T. te queremos!

Núria i Josep

No hay comentarios:

Publicar un comentario