lunes, 26 de julio de 2010

Entrevista a Michel Odent “Más que humanizar el parto, hay que mamiferizarlo”, artículo extraído de la revista SerPadres

Michel Odent, prestigioso ginecólogo francés, pionero en la promoción del parto fisiológico y precursor hace tres décadas de las bañeras de dilatación, ha hablado con Ser Padres sobre la importancia de lograr partos menos medicalizados y mucho más naturales, o como él los llama, más cercanos a los de todos los demás mamíferos, más “mamiferizados”.

P: Cuando habla de la importancia del amor en el parto, ¿a qué se refiere?

R: El amor ya no es tema exclusivo de poetas, filósofos o novelistas. Hoy lo estudian científicos de muy diversas disciplinas y han llegado a una conclusión: la importancia que tiene todo lo que sucede en el inicio de la vida para desarrollar la capacidad de amar. Es fundamental no perturbar demasiado el parto para que madre e hijo puedan desarrollar ese amor.

P: ¿No perturbar el parto significa no medicalizarlo y humanizarlo más?


R: Más que humanizar, yo hablaría de “mamiferizar”. Para que un parto sea fácil, hay que redescubrir las necesidades básicas que compartimos con todos los mamíferos. Y todas las hembras, para segregar oxitocina, esa hormona del amor que hasta hace poco se necesitaba liberar para poder dar a luz, necesitan sentirse seguras y que su nivel de adrenalina sea muy bajo. En la selva, si una hembra está a punto de dar a luz y se da cuenta de que tiene un depredador cerca, segregará adrenalina para poder defenderse y retrasará el parto para cuando se sienta más segura. Los mamíferos necesitan sentirse seguros y no observados para dar a luz.

P: ¿Un parto con médicos, oxitocina sintética, epidural, cesárea… no es más fácil?

R: No, la epidural es un medicamento que sustituye a las endorfinas, lo mismo que la oxitocina sintética sustituye a la natural. Todos estos medicamentos hacen el papel de las hormonas que las mujeres no pueden segregar porque no se encuentran en un entorno adecuado. Hoy en día no solo no las pueden liberar las parturientas que dan a luz por cesárea, también muchas de las que tienen un parto vaginal, al usar sustitutos farmacológicos de estas hormonas del amor. El problema es que estos sustitutos no producen efectos sobre el comportamiento y alteran el curso natural del nacimiento, un momento crítico en el proceso del desarrollo de la capacidad de amar.

P: Entonces, ¿cuál es el mejor entorno?

R: Después de llevar más de medio siglo participando en nacimientos, puedo resumir mi aprendizaje en pocas palabras: un parto será más fácil y rápido cuanto más sola esté la mujer. Solo necesita una comadrona que tenga experiencia y una actitud maternal y que se mantenga en silencio. Es el mejor entorno para liberar la oxitocina, que es una hormona tímida y no aparece si hay muchos espectadores.

Autora: L. Artiz.

viernes, 23 de julio de 2010

Michel Odent: "Una mujer dando a luz rodeada de gente no es un parto natural" , para El Periódico de Aragón

Michel Odent es obstetra y ginecólogo francés. Durante años desempeñó su profesión practicando cesáreas, hasta que se dió cuenta de que el incremento en el número de éstas al que se veía expuesta la sociedad se debía, mayormente, a la elevada confluencia de interferencias que se dan en el trabajo de parto. Así decidió conquistar nuevos horizontes profesionales, y cambió de rumbo radicalmente. Lleva años asistiendo partos a domicilio y compaginando esta dedicación impartiendo conferencias y seminarios, así como concediendo entrevistas en diferentes medios, por todo el mundo.
Haz click en el enlace que aparece más abajo para acceder a la entrevista que ofreció para El Periódico de Aragón.

Núria i Josep
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ENTREVISTA.
Michel Odent: "Una mujer dando a luz rodeada de gente no es un parto natural"

OBSTETRA Y ESPECIALISTA EN PARTO NATURAL

Michel Odent: "Una mujer dando a luz rodeada de gente no es un parto natural" ( El Periódico de Aragón - 27/01/2010 )

jueves, 22 de julio de 2010

Manifiesto Mas Tiempo con los Hijos, www.mastiempoconloshijos.blogspot.com

En su blog tienes la posibilidad de leer el manifiesto que más abajo transcribo y adherirte a él, de manera rápida y sencilla, enviando un e-mail a la dirección de correo electrónico que se facilita, con el objetivo de recaudar firmas para dirigirlas a las autoridades públicas y conseguir así movilizaciones en otra dirección.
Cuántos más seamos, más podremos. ¡Anímate tú también!

Núria i Josep
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MANIFIESTO
DOS AÑOS DE MATERNIDAD/PATERNIDAD GARANTIZADOS POR LOS PODERES PÚBLICOS


Desde hace más de un siglo se conoce la gran importancia que supone para toda la vida del niño y del futuro adulto disponer a su lado, desde el nacimiento y durante los primeros años de la vida, de una o dos figuras de vinculación suficientemente próximas y suficientemente estables en el tiempo. Con los conocimientos científicos actuales resulta evidente que, antes de los tres-cuatro años, es mejor evitar la institucionalización de los bebés y de los niños, si no existen graves motivos para ello. Estas afirmaciones están basadas en:

a) Las investigaciones de los últimos 50 años sobre la vinculación del niño pequeño a sus cuidadores, como base de su salud mental y de su autonomía posteriores. La figura de apego provee, en los primeros años, la seguridad básica esencial para poder explorar el mundo y en esta seguridad básica se sustenta la capacidad de relacionarse con los demás de modo sano y de aprender.

b) Las investigaciones de las últimas décadas sobre la relación entre el vínculo con el cuidador y el desarrollo de las estructuras neurológicas del cerebro que nos muestran, por ejemplo, que el desarrollo del cerebro depende de la calidad de la crianza.

c) Los efectos negativos probados de la institucionalización parcial o total sobre la evolución infantil.

Hoy sabemos que el niño necesita ser cuidado por personas suficientemente constantes en el tiempo, que establezcan con él un vínculo emocional intenso. Esto es lo que le permite desarrollar una vinculación segura y estas condiciones las reúnen, especialmente, los padres. Sólo mediante la continuidad y la constancia en el tiempo, niño y adulto pueden llegar a conocerse, demandar y recibir respuestas adecuadas, realistas y coherentes y, por tanto, estructurantes.

Hoy en día, con la legítima integración de la mujer a la formación y al trabajo remunerado, cada vez más globalizada, existe la indudable necesidad de conciliar el cuidado de los hijos con el trabajo de los padres. Eso significa atender al derecho de los hijos a unos cuidados adecuados para alcanzar un desarrollo personal y mental saludable, así como atender a los derechos de los padres a su propio desarrollo personal y profesional lo cual, entre otras cosas, debe suponer unos ingresos familiares al menos suficientes para el crecimiento y la integración social de niños y familias.

Sabemos que la procreación, además de ser un deseo de los padres, es también una necesidad social. John Bowlby, un experto en estos temas, decía que "la energía que el hombre y la mujer dedican a la producción de bienes materiales aparece cuantificada en todos nuestros índices económicos. Pero la energía que el hombre y la mujer dedican a la producción, en sus propios hogares, de niños felices, sanos y seguros de sí mismos, no cuenta para nada en ninguna estadística. Hemos creado un mundo trastornado".

Las políticas educativas que pretenden arreglar el fracaso escolar con más horas de institución a cualquier edad, transmiten o incluso inculcan a los padres la creencia errónea de que hay que "socializar" a los bebés a los pocos meses; que asistir muchas horas a la escuela es mejor que los cuidados que ellos mismos pueden brindar, y que los padres deben trabajar más y esforzarse laboralmente aún más para poder pagar muchas actividades extraescolares en aras de supuestas mejorías en la formación de sus hijos.

Se invierten fondos y recursos en más plazas de guarderías (escuelas infantiles) y, después, en más plazas de aulas de refuerzo para niños con fracaso escolar; en más equipos de salud mental infanto-juvenil; en más hospitales de día; en más psicofármacos para la infancia; en más servicios hospitalarios para niños y adultos con problemas, etc. Sin embargo, se está ayudando poco a los padres, a nivel económico y laboral, a que mantengan un tiempo para estar con sus hijos, para realizar actividades con ellos, fomentando así una adecuada evolución personal y social. Es decir, su salud mental. Éstas son las verdaderas medidas preventivas. Y por eso resultan mucho más rentables económica, social, emocionalmente y en otros muchos sentidos.

Son sólo algunas de las principales razones por las cuales la sociedad debe contribuir a la crianza de sus jóvenes continuadores. Para ello, resulta fundamental que se comprometa con una verdadera conciliación de la vida laboral y familiar, ayudando a los padres que decidan cuidar personalmente a sus hijos a que tengan el tiempo para ello. En ese sentido, algunos países escandinavos, cuyos niños, por cierto, quedaron en los primeros puestos del último informe PISA (2006) sobre resultados educativos, van muy por delante de nosotros. Consideramos que las políticas educativas y de crianza deben tener en cuenta los conocimientos emanados de las importantes investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas, como se ha hecho en esos países.

Los padres y los bebés de nuestras sociedades se merecen la posibilidad de que, si las madres y padres quieren, puedan ser ellos los principales cuidadores de sus hijos, al menos durante los dos primeros años. Sobre todo, teniendo en cuenta que, con los niveles actuales de natalidad, eso sólo ocurrirá una o dos veces en la vida.

CONSCIENTES de esas necesidades de los niños, de las madres y de los padres de nuestra cultura,

PROFESIONALES de la psicología, la psiquiatría, la enfermería, el trabajo social, la sanidad en general y otras disciplinas conexas, interesados en la salud mental de la población, hemos puesto en marcha una campaña de sensibilización y apoyo CON EL FIN DE SOLICITAR a las instancias legislativas y ejecutivas de nuestro Estado:

Prolongar hasta los dos años el tiempo de cuidado compartido por maternidad/paternidad con protección pública para todos aquellos padres que deseen ocuparse personalmente de sus hijos. Sobre todo, porque se trata de un sistema de cuidados más personalizado y, desde el punto de vista social, más económico y eficiente.

Son necesidades que hoy nos parecen urgentes en los países industrializados, tanto para un aumento de la felicidad de padres e hijos, como para preservar y aumentar la salud mental de las poblaciones. De ahí la reivindicación fundamental que deseamos difundir con esta campaña

DOS AÑOS DE MATERNIDAD/PATERNIDAD GARANTIZADOS POR LOS PODERES PÚBLICOS.

“LA SALUD DE LOS NIÑOS HA DE SER LO PRIMERO”, como muy bien afirma la Oficina Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).



ANEXO:

GUARDERIAS Y ESCUELAS INFANTILES PARA TODOS LOS QUE LAS NECESITEN.
Conscientes de que, de todos modos, hay momentos o situaciones en las cuales los padres pueden necesitar llevar a sus hijos a escuelas infantiles, consideramos que estas instituciones requieren de unas condiciones mínimas necesarias para desarrollar adecuadamente sus servicios, por lo que consideramos imprescindible, en estos casos:
-que las guarderías y escuelas infantiles, para los padres que las necesiten, cuenten con personal y recursos suficientes y bien formados, en especial en los tres primeros años de la vida del niño; también, con espacios y educadores particularmente constantes y estables, para que puedan respetarse y atender las necesidades de los niños.
-que haya una proporción adecuada de personal especializado por cada bebé. En ese sentido, las tasas normalmente aceptadas son de una persona por cada 3 ó 4 bebés; para los niños de más de 2 años, una persona para cada 5 ó 6 niños.
-que los recursos sean accesibles para todos y gratuitos en el caso de familias más desfavorecidas.
-que estén orientadas a fomentar la presencia de los padres y madres en la vida de los niños, con horarios adaptados a las necesidades de las familias.

Grupo Promotor


Demetrio Casado, Doctor en Farmacia, Director del Seminario de Intervención y Políticas Sociales (SIPOSO), Madrid.

Ana Pavón, Psicóloga de La Unidad de Salud Mental de Benidorm (Alicante).

Purificación Sierra, Profesora Titular de Psicología Evolutiva de la UNED.

Jorge L Tizón, Psiquiatra, Psicólogo y Neurólogo. Director del Equipo de Prevención en Salud Mental- EAPPP del Institut Català de la Salut en Barcelona y profesor de la Universidad Ramon Llull. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

Eulàlia Torras, Doctora en Medicina y Cirugía. Psiquiatra y psicoanalista de niños y adolescentes. Presidenta de la Fundació Eulàlia Torras de Beà Institut de Psiquiatria-Psicologia del Nen i de l'Adolescent. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

Mercedes Valcarce, Doctora en Psicología y Licenciada en Pedagogía. Ex-profesora Titular de Psicología Evolutiva en la Universidad Complutense. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
A 15 de Septiembre de 2009.

Eulàlia Torras de Bèà, entrevista per a Singulars, programa emès per TV3

Eulàlia Torras de Beà, políticament incorrecta

Eulàlia Torras de Beà és metge, psicoanalista i psiquiatra infantil i juvenil. Va ser pionera a Catalunya a oferir atenció psiquiàtrica i psicològica a nens i adolescents des de l'assistència pública. És també una de les promotores d'un manifest, "Más tiempo con los hijos", que demana als poders públics normatives que permetin a pares i mares tenir més temps de permís remunerat per cuidar els fills petits.

martes, 20 de julio de 2010

Lactancia materna: falsas creencias (Artículo extraído de la revista Mi Bebé y Yo)

Transcribo un breve artículo sobre LACTANCIA MATERNA extraído de la revista Mi Bebé y Yo, que a pesar de no compartir con ella casi ningún enfoque sobre embarazo, maternidad, lactancia, parto o crianza, he de reconocer que este artículo me ha sorprendido gratamente. Felicito a la revista porque, aunque sea muy de vez en cuando, publique información veraz, contrastada y fundamentada científicamente, como es el caso, y se aleje de estereotipos, falsas creencias y mitos que ellos también contribuyen a divulgar con suma frecuencia.

Núria i Josep
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Lactancia materna: falsas creencias
Son muchas las mamás que conocen los beneficios de la leche materna. Sin embargo, en ocasiones, no se deciden por este tipo de alimentación porque, a menudo, está rodeada de dudas y falsos mitos. Es importante ver qué hay de cierto y qué no.


• Contrariamente a los que se cree, las mamás con poca leche en los primeros días pueden dar el pecho y no tienen que renunciar a la lactancia materna. Precisamente, con la estimulación del niño (succión) la producción de leche aumenta. Lo importante es insistir: cuanto más se ponga al niño al pecho, mayor es el estímulo y, por tanto, la producción.

Además, existen suplementos y técnicas (como el Sistema de Nutrición Suplementario) que pueden ayudar mantener las tetadas y a “remontar” la producción de leche sin que el niño deje de recibir la cantidad de alimento que necesita.

• No es necesario, e incluso se desaconseja, un complemento de leche de fórmula cuando la mamá sólo tiene calostro. En el caso que sea inevitable complementar la alimentación del bebé, se desaconseja el uso del biberón. Es mejor optar por métodos alternativos.

• Es totalmente falso que la cesárea sea incompatible con la lactancia materna. La mamá que ha dado a luz a través de una cesárea puede dar el pecho regularmente a su hijo. La cesárea no interfiere en la subida de la leche.

• No es cierto que las embarazadas deban renunciar a dar el pecho. La lactancia materna no compromete en absoluto la salud del embrión, ni puede inducir un aborto o un parto prematuro.

• Es falso que la menstruación interfiera en la lactancia. La mamá puede seguir danto el pecho aunque le haya vuelto la menstruación. Desde un punto de vista nutritivo, la leche siempre es buena; en cuanto al sabor, puede cambiar y agradar más o menos al niño.

• Contrariamente a lo que se cree, algunos fármacos son compatibles con la lactancia, siempre y cuando el médico los haya autorizado. Y es que la mayor parte de los medicamentos llegan a la leche materna en pequeñísimas cantidades, absolutamente inocuas para el niño.

viernes, 16 de julio de 2010

Rebeca Wild, entrevista para el periódico La Vanguardia

“Si se siente bien no se porta mal”

Rebeca Wild, pedagoga

Tengo 67 años. Nací en
Alemania y desde hace
45 años vivo en
Ecuador, donde en
1977 fundé junto a mi
marido un centro
escolar alternativo que
ha despertado gran
interés a escala
mundial. Tenemos dos
hijos y tres nietos.
Acabo de publicar
‘Libertad y límites’, con
la editorial Herder, que
pretende explicar cómo
los límites son
necesarios para el
desarrollo, pero hay
que saber aplicarlos.

Vivir: estar
limitado
IMA SANCHÍS
“La base de la educación de los
niños es la relación entre padres
e hijos; aquéllos son los que les
aportan la seguridad emocional
para que cuando éstos sean
adultos puedan desarrollarse
seguros y felices”.Wild explica
en su libro cómo poner límites a
nuestros hijos según la etapa de
su desarrollo”. Cuando los niños
juegan se están haciendo a sí
mismos. “La libertad consiste en
desarrollar el potencial que cada
niño lleva dentro y no en
adaptarse a una sociedad cuyas
metas son otras”. Para que esa
libertad con limites se pueda dar
hace falta un ambiente
adecuado donde poder saltar,
pintarrajear, golpear, porque ésta
es su manera de entenderse a sí
mismo y el entorno”. Dónde y
cuándo es fundamental; vivir
significa estar limitado

-Por qué tanto niño en
las consultas de los
psicólogos?

–¿No estaremos criando
a los niños para una
sociedad en la que se valora más la
adaptación que la consideración de
los procesos humanos de desarrollo?

–Posiblemente.
–¿Tienen que estar agradecidos los
hijos de los indios de los Andes
porque, en lugar de acompañar a sus
padres al campo, pueden acudir a
escuelas de cemento para poder
repetir lo que un profesor dice de
memoria? ¿Se convertirán así en
personas perfectamente válidas?

–No.
–Los humanos tenemos un proceso
biológico de desarrollo y aprendizaje
que hay que respetar. Enseñar antes
de hora a leer a un niño no es
hacerlo más inteligente.

–¿Cuál es la alternativa?
–No está en la educación sin límites
de muchos padres alternativos, y
tampoco en la autoritaria, porque
nadie se comporta mal cuando se
siente bien. Comportarse mal
significa no percibir los límites o
menospreciarlos.

–Límites sí, pero...
–Los límites que incluyen un
entorno adecuado a las necesidades
del niño le proporcionan seguridad.
Sólo en un ambiente en el que los
conceptos de libertad y límites son
vividos con coherencia, será posible
una convivencia armónica.

–¿Por qué se portan mal?

–Para llamar la atención del adulto
y, muy a menudo, para descargarse
de toda una serie de actividades (ir
al supermercado, aguantar una
visita, no tocar eso, no correr, no
gritar...) que van contra la
naturaleza del desarrollo del niño.

–A veces te los tienes que llevar
de compras.

–Lo sé. Pero hay que saber que eso a
ellos no les gusta, y pactar. Muchos
padres no tienen tiempo suficiente
para sus hijos y llenan ese vacío con
caprichos que no son necesidades
auténticas: regalos, concesiones,
dejarles estar levantados de noche
hasta tarde o caramelos.

–Los padres tienen que trabajar.
–Cuando estás con ellos, has de estar
al 100%. ¿Estás realmente presente
cuando atiendes sus necesidades
físicas (a la hora de la comida, el
baño) o estás sólo a medias con los
pensamientos en otro lugar?

–Entiendo.
–Estos detalles cotidianos son la base
para la autoconfianza del niño. No le
dé caramelos, dele atención,
interésese por lo que hace el niño sin
por ello interrumpirle o dirigirle.
Estos momentos de atención en los
que el niño no necesita al adulto y ni
siquiera ha solicitado su presencia
aportan las pruebas más claras de
un amor sin condiciones.

–A los niños no les gusta que sus
padres hablen por teléfono.

–Interrumpa la conversación,
diríjase al niño, establezca un
contacto directo con él y dígale que
ahora no puede estar por él.

–¿Contacto directo?
–Sí, agáchese, póngase a su altura,
tóquele, mírele a los ojos y háblele...

–Limites sí, pero con atención.
–Exacto, con atención y amor. Si no
quiero que mi hijo toque el aparato
de música, no me cargo de paciencia
hasta estallar en un grito, no discuto
ni doy explicaciones eternas.
Simplemente me coloco yo como
límite físico entre el aparato y él y
con palabras firmes le digo que no le
permito jugar con ese objeto.

–¿Y?
–En lugar de una prohibición, el
niño se ve frente a alguien que no le
rechaza sino que se planta con las
señales de una ya conocida
presencia que le ama entre él y esa
cosa que no puede tener.

–Puede estallar una pataleta.
–Los límites siempre son dolorosos,
y en especial para niños con un viejo
dolor, pero hay que permanecer
firme sin anular el sentimiento del
niño con explicaciones. Deje al niño
que desahogue esos viejos dolores.

–¿Demasiadas explicaciones son
negativas?

–Los niños utilizan todavía todos sus
sentidos para establecer contacto
con el mundo exterior. Se orientan
por nuestra postura, mirada,
expresión, olor y sonidos.

–¿Limite y presencia?

–Sí, no hay que dejar al niño sólo en
el difícil momento del límite.
Cuando está dolido debe sentirse
acompañado, pero en ningún caso
intentar explicarle los buenos
motivos que nos llevan a establecer
ese límite, porque hacer eso es no
respetar ese momento de dolor.

–¿Si el niño juega con la comida?

–Mantenerse firme en el “¡No, con la
comida no!”, pero el proceso de
desarrollo del niño le exige ese
revolver, así que hay que preparar
algo en su entorno con lo que el niño
pueda remover. Eso se puede aplicar
en todas esas actividades en las que
los niños quieren participar: si estás
cortando zanahorias, dale un
cuchillo adecuado, pero sobre todo
no le digas cómo debe hacerlo.

–No hay que ser entrometido.

–Nunca te inmiscuyas en sus juegos,
dale autonomía y déjale realizarse.

martes, 13 de julio de 2010

El mismo miedo, por Laura Gutman

El mismo miedo

Es muy extraño que actualmente sólo podamos imaginar los partos como si fueran “situaciones riesgosas”. Es por eso que recurrimos a “especialistas” en tecnología, poco entrenados para sostener un encuentro humano y sin conocimientos para hacer preguntas adecuadas e íntimas. El motor de las decisiones suele ser el miedo. En consecuencia cada parturienta queda al servicio de las rutinas hospitalarias, en lugar de que el personal asistente esté al servicio de la parturienta. Un verdadero despropósito.

Que los partos se produzcan en las clínicas y hospitales trae consigo una contradicción insoslayable: para tratar todas las enfermedades y accidentes se requiere que los médicos y paramédicos “hagamos algo, y rápido”. En cambio, para asistir a una parturienta, lo ideal sería “no hacer casi nada y esperar”. Por lo tanto, la lógica de parir y nacer en instituciones médicas es difícil de explicar.

Consideremos que hemos dejado de respetar el tiempo. El parto es una demostración más de que las mujeres necesitamos comprender la dinámica del tiempo, sin confrontarlo ni manipularlo, porque lo único que logramos es quedar “fuera de nuestro tiempo” interno. Sólo cuando comprendamos que el parto sucederá cuando tenga que suceder, las intervenciones innecesarias caerán en desuso.

Tomemos en cuenta que si la escena del nacimiento es hostil, si somos mal tratadas, si parimos enchufadas a cables y atragantadas de medicamentos, si nos desconectamos al punto de despersonalizarnos para no sufrir; recibiremos a nuestros hijos en pésimas condiciones físicas y emocionales. Las primeras experiencias de esos niños serán desgarradoras y el futuro, incierto. En cambio si pretendemos convertirnos en una sociedad más madura, más rica, más culta y más pacífica, comencemos por el inicio: hagamos la revolución en las salas de parto. Trasformemos cada nacimiento en una semilla de amor. Informémonos. Hablemos entre nosotras. Contemos la verdad. Pidamos ayuda. Organicémonos. Acerquémonos parturientas y profesionales para saber que compartimos el mismo miedo y la misma ignorancia. No nos hagamos las distraídas porque el cambio depende de cada una de nosotras, las mujeres.

Laura Gutman

"Som 6.000 milions", reportaje emitido por TV3

Copia y pega el enlace
http://www.tv3.cat/videos/3006811
en tu barra de direcciones de Internet para acceder al reportaje.

Se trata de un reportaje cuyo contenido son mensajes provenientes de personas de todas partes del mundo, de todas las edades y culturas.
En su mayoría, mensajes constructivos, que invitan a la reflexión sobre dónde ponemos el punto de mira en la relación con nuestros hijos. De todos ellos, se puede extraer un mensaje, una lectura, una idea.
Desde cómo abordamos la educación, la crianza de nuestros hijos, a qué es lo que pretendemos transmitirles, si queremos enseñarles y "adiestrarles", o si preferimos acompañarles, respetarles y, en todo caso, orientarles, son algunas de las cuestiones planteadas.
Me quedo con algunos de los mensajes que me han emocionado haciéndome reflexionar profundamente:
- "... a los niños no hace falta enseñarles nada, vale más la pena dejarlos que crezcan de manera natural. Se tendría que estimular esta tendencia natural..."
- "¿qué es lo que quisiera transmitirles? hacer lo que queráis, lo que os apetezca... Me influyó mucho la educación de mis padres, no fui libre del todo..."
- "no he enseñado nada a mis hijos, me lo han enseñado todo ellos a mí... Podemos aprender mucho en la vida de nuestros hijos, dejemos que sean nuestros maestros"
- "lo más importante que se puede transmitir es la confianza en uno mismo... Ya estamos bien tal y como somos. No tenemos que demostrar nada a nadie, para ser aceptados... Siempre podemos mejorar, sin obsesionarnos. Ya estamos bastante bien, tal y como somos..."

Núria i Josep

viernes, 9 de julio de 2010

Para entender los plásticos del mercado

Clicka en el siguiente enlace para acceder a un artículo que recoge la descripción de la numeración contenida en los envases de plástico:

Para entender los plásticos del mercado

Maternar y trabajar, por Laura Gutman

Maternar y trabajar



Solemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles. Sin embargo no importa si trabajamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la noche. Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional. Con frecuencia utilizamos el trabajo como refugio y excusa perfecta para no someternos al vínculo fusional con los hijos. En cambio otras veces nos lanzamos a ese misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto corporal permanente con los niños pequeños, sabiendo que esa hazaña es invisible a ojos de los demás, y que en ese territorio no recibiremos reconocimiento ni apoyo.

El problema no es el trabajo. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel, olor, leche, fluidos, abrazos y palabras llenas de sentido.

Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa, si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y leche, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el niño.


Laura Gutman

martes, 6 de julio de 2010

Llorar la separación...

Estos últimos días he andado algo triste, compartiendo y acompañando el dolor de una amiga que entre rabia y resignación reanudaba el trabajo en su vida, después de 11 meses del nacimiento de su bebé.
En una de nuestras conversaciones, entre sollozos y palabras entrecortadas, gritaba al mundo su desesperación, sus miedos, su desgarrador dolor... y lejos de recibir un mínimo de comprensión y apoyo, lo que recibía era compansión y consolación. Precisamente, ingredientes que abundan en las interrelaciones humanas cuando se entremezcla el dolor, el sufrimiento o la pena, pero que poco tienen que ver con la ayuda real que presto al otro, sino más bien la que me presto a mi mismo, para acallar el dolor que nos produce ver a otro sufrir.
Mi amiga no necesitaba que nadie le "perogrullara" que su hijo se adaptaría... ¡eso ya lo sabía!, ni que el niño no notaría su ausencia... eso no es cierto. Mi amiga necesitaba que le dejaran llorar con libertad, que le dejaran expresar ese dolor acumulado durante este tiempo, y si era necesario... que lloraran con ella.
Por eso, y aunque ella bien lo sabe, he decidido escribirle estas palabras de apoyo, y sobre todo decirte que todo el tiempo que no estés con tu niño, lo compensarás con creces dando a tu hijo todo lo que necesita... mamá.
¡T. te queremos!

Núria i Josep

El nacimiento de nuestro "ser madre", por Laura Gutman

El nacimiento de nuestro “ser madre”

Hemos pasado la infancia practicando con nuestras muñecas a mecer a los bebés, calmarlos, vestirlos, desvestirlos, retarlos y dormirlos. Sin embargo, cuando el bebé real irrumpe en nuestra vida adulta, nos sorprendemos al constatar que hay pocos puntos en común entre el bebé soñado y ese monstruito que llora en los momentos menos oportunos. Y que no es verdad que los bebés sólo comen y duermen, sino que hemos quedado prisioneras de un ser voraz, necesitado al extremo, malhumorado y demandante.

Posiblemente la sorpresa tenga que ver con el desconocimiento con el que las mujeres llegamos a la maternidad respecto al fenómeno de la “fusión emocional”. Para abordarlo, es menester darnos cuenta que la realidad no sólo está constituida por elementos visibles, concretos y palpables. Sino que también existen los mundos sutiles, los campos emocionales, perceptivos, intuitivos o espirituales. Aunque invisibles, suelen manejar los hilos de nuestra vida consciente.

En el caso de la díada mamá-bebé, es conveniente enterarse que ambos pertenecemos al mismo territorio emocional -como dos gotas dentro del océano- y que esta unión sin límites precisos perdurará en el tiempo, aunque nuestros cuerpos hayan sido separados a partir del parto y nacimiento de la cría.

“Fusión emocional” entre mamá y bebé, significa que sentimos lo mismo, percibimos lo mismo, independientemente de “dónde se origine” la sensación, ni si el sentimiento pertenece al presente, pasado o futuro, ya que en el mundo emocional no importan ese tipo de fronteras. De hecho, las mamás “sentimos como un bebé” cuando no toleramos un sonido demasiado fuerte, cuando nos angustiamos si hay demasiada gente alrededor o cuando nuestros pechos se llenan segundos antes de que el bebé se despierte. Del mismo modo, el bebé “siente como su mamá” cuando expresa a través del llanto o de diversas enfermedades, un sinnúmero de situaciones emocionales tales como: angustia por sentirnos exigidas por el varón, dificultades económicas, obligaciones que no podemos cumplir, la ausencia o lejanía de la propia madre, o pérdidas afectivas, por ejemplo.

Pero lo más impactante es darnos cuenta que dentro de la “fusión emocional” el niño vive como propias las experiencias de nuestra propia infancia que se actualizan y plasman en su cuerpo. Sobre todo aquellas vivencias que ya “no recordamos”, que han pasado “a la sombra”. Pues bien, la verdadera dificultad del devenir madre, no tiene que ver con ocuparse correctamente del bebé, sino con el dolor que supone confrontar ahora con las penas que no hemos podido asumir cuando éramos niñas. Devenir adultas de verdad, es darnos cuenta que hoy en día contamos con mayores recursos emocionales para hacernos cargo de nuestra historia y de las elecciones que hemos llevado a cabo.

Concretamente, las madres podemos hacer la prueba -cuando no logramos calmar al bebé ofreciéndole el pecho, ni meciéndolo, ni hablándole ni sacándolo a pasear- recordando alguna situación dolorosa o no resuelta de nuestra infancia, relativa al vínculo con nuestros padres. Si hemos podido traer a la conciencia alguna vivencia significativa, entonces intentemos relatarle al niño con palabras sencillas aquel dolor, aquel sufrimiento o rabia o vergüenza que aún vibra en nuestro interior. O bien, expliquémosle al niño la dificultad o el desacuerdo que tenemos actualmente con nuestra pareja, o la preocupación por la falta de trabajo, o el hartazgo por los malos entendidos con la vecina, o incluso la angustia sorda por esa amiga que emigró. Constataremos que el niño, que dentro de la “fusión emocional” vive como propias todas nuestras sensaciones -incluso las que no reconocemos como tales- se calmará. Porque sabrá de qué se trata.

Pero mucho más valioso aún resulta darnos cuenta qué importancia puede tener para cada una de nosotras reconocer ciertos sentimientos que hemos descartado por considerarlos antiguos, obsoletos o poco valiosos. De este modo, con la ayuda de nuestros hijos -que son espejos del alma materna- podremos reconocernos tal cual somos, y colocar en un lugar superlativo las cuentas que tenemos pendientes con nosotras mismas. Nuestros bebés lloran nuestras penas, vomitan nuestros hartazgos, se brotan de nuestras intoxicaciones emocionales y se enferman de nuestras incapacidades de mirarnos con honestidad.

Esto no significa que tenemos que tener nuestra vida resuelta, ni que seamos “culpables” de lo que les acontece a los niños. Al contrario. Es una oportunidad que las mujeres adquirimos a través del acto de maternar, para conectarnos con nuestro riquísimo mundo emocional, comprendernos y respetarnos. La expresión que el niño asume de nuestros deseos y fantasías relegadas, nos obliga a hacernos preguntas existenciales, íntimas, genuinas y profundamente femeninas.

En definitiva, no devenimos madres necesariamente cuando parimos al niño, sino en el transcurso de algún instante de desesperación, locura y soledad en medio de la noche con nuestro hijo en brazos. Cuando la lógica y la razón no nos sirven, cuando nos sentimos transportadas a un tiempo sin tiempo, cuando el cansancio es infinito y sólo nos resta entregarnos a ese niño que expresa nuestro yo profundo y no logramos acallar, entonces nuestra madre interior ha nacido.


Laura Gutman