viernes, 3 de diciembre de 2010

Frases reveladoras

"El dolor (en el parto) ha sido creado e institucionalizado por la ignorancia, y se mantiene porque constituye un formidable instrumento de poder"

Consuelo Ruíz Vélez-Frías, comadrona, en su obra Parir sin miedo

"Si se busca el conocimiento,
se sabe cada día más.
En el camino del saber,
cada día se descubren
las virtudes de la inmovilidad.
Se acaba por no querer
hacer ya nada a toda costa.
¡Entonces es cuando
suceden las cosas!
Sí,
cuando no se cambia
nada, todo se pone en su sitio
por sí mismo.
Y todo
se realiza."

Tao te King, el libro más importante del pensamiento y la filosofía taoístas. Su autor es Laozi

jueves, 2 de diciembre de 2010

Aprendiendo a ser padres, Redes

Interesante estudio sobre la calidad de los cuidados infantiles dentro y fuera de casa y, en concreto, sobre el efecto de las guarderías en los pequeños.
Vale la pena revisar qué estamos haciendo con y POR nuestros hij@s.
Jay Belsky es tan sólo uno de tantos psicólogos que vienen a demostrar con el aval de estudios científicos que el mejor "hogar" para los niños durante su primera infancia (0-3 años) es su propia casa, con sus padres, y a ser posible con su propia madre. Él mismo hace unos años atrás había (creído) demostrar que las guarderías eran beneficiosas para los niños. Pero como buen empírico, no cesó desde entonces en intentar constrastar las conslusiones extraídas de aquel estudio para verficar que efectivamente fuesen ciertas y exentas de error. Sus nuevas conclusiones, apuntan hoy en otra dirección, y esto es lo que a algunas madres ya no les gusta tanto oir. Cómo él mismo afirma: "Sólo se aceptan lso resultados que gustan". Antaño consiguió muchos defensores y hoy muchos detractores.
Desde hace 1 o 2 generaciones a lo sumo se ha puesto de moda llevar a los niños a la guardería con el pretexto de que "necesitan socializarse, relacionándose con otros niños", en contra de lo que profesionales de la salud, de la pisoclogía infantil y de la educación están demostrando empirícamente, y es que los niños durante sus primeros años de vida "necesitan fusionarse (con la madre) y no socializarse", como afirma la psicoterapeuta Laura Gutman.
Lo cierto, es que continúamos aferrándonos a la idea absurda (y sin demostración científica, a pesar de que muchos padres o profesionales afirmen lo contrario, basándose en sus propios juicios (o mejor dicho, prejuicios) de que los niños están mejor en la guardería y que "les va a ir muy bien" de cara a la introducción a la escuela. Y yo me pregunto: acaso alguno de nosotros ha tenido o tiene algún problema de escolarización, rendimiento escolar, etc, por haber permanecido durante nuestros primeros años de vida con nuestra madre, aprendiendo las cosas importantes de la vida, que en ese momento lejos están de las matemáticas, el inglés o la flauta, sino que tienen más que ver con el amor, la resolución de problemas cotidanos con creatividad, capacidad de análisis y gestión, el aprendizaje que obtenemos a través de la propia experimentación, etc. Por propia experiencia personal y por el conocimiento que tengo de muchas personas cercanas a mí, muchos de nosotros hemos llegado a la universidad sin ABSOLUTAMENTE ningún problema de adaptación, aprendizaje, rendimientos, intelecto, etc. Pero a pesar de todo, continúan alzándose voces que aseguran que las guarderías van muy bien para que el niñ@ se acostumbre a estar con otros niños y, sobretodo, porque le irá muy bien cuando tenga que entrar a la escuela.
Esta mañana mismo me he cruzado en la calle con una vecina que ha estado cuidando a sus hijos hasta que han entrado en la escuela con 3 años, y ella misma me decía que le resultaba asombroso que no tuvieran ningún problema en el colegio, que no hubieran llorado a la entrada el primer día y que fueran tan contentos. Como ella hay muchos casos, pero estos, algunos, se niegan a oírlos.
En realidad, nos negamos a aceptar que la necesidad a nuestros hij@s a la guardería es nuestra y sólo nuestra. Y tampoco me creo que sean muchos más los que no pueden que los que no quieren. Conozco casos en los que verdaderamente constituye un suplicio, y un sufrimiento, dejar a sus hij@s cada mañana, sea en la guardería o incluso con sus abuelos. Pero, desgraciadamente, conozco más de los que pudiendo no lo hacen. Respeto todas las opciones, y ni la mía es mejor ni peor que la de los demás, pero simplemente insto a las personas a que cuando tomemos una decisión barajemos todas las posibilidades con sus consecuencias, y sobretodo, que cada cuál se haga responsable de las decisiones que toma en la vida, sin proyectar a nuestros hij@s nuestras carencias. Es decir, que si dejo a mi hijo en la guardería o al cuidado de otra persona y soy abogada y mi marido médico (como es el caso de otra vecina), pero he decidido dar prioridad a mi realización personal a través de mi carrera profesional en lugar de al hecho de ser mujer y realizarme como madre, criando a mis hij@s, que es una de las funciones que la madre Naturaleza me ha otorgado para asegurar el desarrollo evolutivo de la especie, no me digas que "qué suerte la mía de poderme quedar al cuidado de mi hijo, dejando a un lado el desarrollo de mi carrera profesional" ¡como si a mi no me supusiese un esfuerzo económico! En la mayoría de los casos se trata de una cuestión de prioridades en la vida, de ser capaces de resituar nuestra escala de valores. Nos negamos a asumir que no queremos pasar más tiempo con nuestros hij@s que el indispensable porque "nos vuelven locos" y "nos agotan las energías" Así que, partiendo de la idea de que todas las opciones son respetables, lo único que digo es que pongamos su nombre correcto a cada cosa, y no intentemos enmascarar lo que rechazamos porque el dolor sería insoportable, insufrible.
Hace un tiempo yo también veía Supernnany y me horrizaba con esos niños que creía hacían la vida imposible a sus padres. ¡Cuán ignorante era! Yo también era de las que pensaba llevar a mi hijo a la guardería al año de nacer para yo incorporarme a mi trabajo. Hoy 16 meses después del nacimiento de mi hijo puedo decir que soy otra en ese y en tantos otros aspectos. Mi perspectiva, mi ángulo de visión de la vida, ha virado 360 grados. Y cuando he vuelto a ver Supernnany por conocer cuál sería mi propia reacción, mi impresión es que qué horror de padres, cuanta falta de respeto hacia su propio hijo, cuanta incomprensión y cuanto maltrato emocional. Pobres niños de venir al mundo con esos padres que lejos de comprender y responder adecuadamente a sus necesidades (no sólo físicas o materiales, sino también emocionales, de contacto, de mirada, de afecto, de buenas palabras, de amor en definitiva) prefieren seguir dando prioridad a sus necesidades con egoísmo. Hoy y desde que nació mi hijo, por nada del mundo sería capaz de separarme de él, preferiría quitarme alimento u otras necesidades básicas (poquíiiiiiiisimos son los casos en los que sería necesario hacerlo, a decir verdad) para llenarme de él, de su amor, de su compañía, darle mi calor, mi cobijo (corporal), mis palabras y mis manos amorosas, mi mirada de comprensión, de empatía y de respeto. Sobretodo para aprender a su lado a ser cada día un poquito mejor persona, a dejarme guiar más por mis propias intuiciones y escuchar más con y desde el corazón, a él, a mí y al mundo en general.
En realidad, mi cambio radica en la toma de conciencia, de mi embarazo primero, de mi parto después, y de la crianza en la actualidad, en informarme, en escucharme más a mí misma, en emprender decisiones con criterio propio, en cuestionarlo todo, incluyéndome a mí misma por supuesto. En no dejar de practicar la introspección, el análisis más profundo de mi ser, en encontrar vínculos con mi primera infancia, en descubrir el rol que siempre he venido desempeñando, en mi modo relacional, en mis propios esquemas de funcionamiento. En revisarlo todo constantemente tratando de mejorar allá donde crea que he fallado. En dimensionar mi vida, intentando entenderme y entender así a los demás. En conocer mis carencias a cada paso, intentando no proyectarlas en los demás. Sin duda alguna, constituye todo un reaprendizaje vital del que mi mejor mentor es mi propio hijo.

Núria i Josep
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APRENDIENDO A SER PADRES

¿Quién nos enseña a ser padres? ¿Qué hay que saber para convertir un bebé en un adulto sano? La relación entre padres e hijos en los primeros años de vida de los niños tiene una importancia fundamental según están demostrando los psicólogos. La ciencia aporta nuevas pistas para una educación más emocional y más provechosa de los niños. Eduardo Punset visitó a Jay Belsky, psicólogo experto en el desarrollo del niño y en las relaciones de familia, para discutir sobre estos temas.
Haz click en el siguiene enlace para acceder al vídeo (dura 30 min):

Redes para la Ciencia » Redes 30: Aprendiendo a ser padres (30 minutos)