miércoles, 10 de noviembre de 2010

Humanizar el nacimiento

"Humanizar el nacimiento no es tarea fácil. Requiere revisar las creencias, la resistencia al cambio, las jerarquías… todo eso que alimenta las actitudes, los procedimientos, la forma de ver el nacimiento. Humanizar el nacimiento es un proceso colectivo, pero estrechamente dependiente del proceso personal de toma de conciencia. En la medida en que sean muchas las personas que experimenten ese proceso, será un movimiento más y más colectivo. Humanizar el nacimiento no es una utopía, ni el deseo de un sector de la población, ni siquiera un derecho, es una necesidad colectiva y una realidad en muchos otros países. Estamos en el siglo XXI, un momento de auténtica reválida para la humanidad. "Para cambiar el mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer", dice Michel Odent.
Para muchas mujeres, la toma de consciencia puede llevar años. Es un proceso de pérdida de inocencia, de recuperar la confianza en la propia naturaleza y el contacto con el propio cuerpo, de tomar las riendas de la propia vida incluso en ese ámbito, de dejar de delegar en otros lo que solamente una puede hacer, de dejar de confiar ciegamente en las instituciones. Un proceso que pasa por conocer y amar el propio cuerpo, afrontar los miedos, implicarse a fondo en el proceso de engendrar, gestar, parir y criar a un hijo. Muchas se refieren a este proceso como a "salir de Matrix". Salir de "Matrix" lleva su tiempo, no puede hacerse de un día para otro. La mayor parte de las veces, se produce gracias a la confluencia de al menos tres circunstancias: una vaga sensación de que algo "no encaja", la posibilidad de contrastar esa sensación con otras personas y el acceso a la información veraz (medicina basada en la evidencia). Muchas mujeres "se caen del guindo" después del primer parto."

Isabel Fernández del Castillo, en su obra La revolución del nacimiento. Partos respetados, nacimientos más seguros

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